El blog de MATEÍNA

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sábado, 5 de febrero de 2011

"El sol, y su luz, es un manantial de salud"

Entrevista de Ima Sanchís a Daniel Lumera, investigador de los efectos terapéuticos de la luz solar en La Contra de La Vanguardia

Foto:Kim Manresa
35 años. Nací y vivo en l'Alguer (Cerdeña). Vivo en pareja. Doctor en Ciencias Naturales. Imparto seminarios sobre el sol; colaboro con varias universidades. La política debería adoptar el modelo solar. Abogo por la experiencia directa, una creencia es una proyección mental.


El sol, y su luz, es un manantial de salud que no utilizamos.

¡Pero si el sol provoca cáncer de piel!
El problema no es el sol, sino nuestra relación con él. Vivimos diez meses encerrados con luz artificial y después nos ponemos un mes bajo un sol de justicia un montón de horas diarias.

No le falta razón.
El sol sintetiza la vitamina D, que sirve para fijar el calcio en los huesos, previene los resfriados, las enfermedades autoinmunes y el asma. Protege el corazón, regula el buen funcionamiento del hígado y los intestinos, ayuda a no engordar...

¿Ah, sí?
Sí, regula los impulsos de hambre, sed y sueño. La vitamina D está relacionada con el correcto desarrollo muscular en la adolescencia y la formación regular de colesterol; refuerza el sistema nervioso, el inmunitario, la resistencia física, la capacidad de atención y aprendizaje...

Sorprendente.
Aumenta la producción de testosterona en el hombre y de progesterona en la mujer.

¿Entonces aumenta la libido?
Sí, y las capacidades reproductivas; mejora la circulación epidérmica (acción reafirmante); tiene efectos terapéuticos en artritis, reumatismos y artrosis, mejora la visión...

Los expertos recomiendan no salir a la calle sin crema protectora.
Hay que prevenir el cáncer de piel, pero... ¿se tiene en cuenta la reducción de la vitamina D y todas las enfermedades que derivan de su carencia a causa de la falta de contacto de la luz sobre la piel...?

viernes, 4 de febrero de 2011

Daniel Chavarría: la tela perfecta


Foto: esquife.cult.cu

De Cuba nos hemos venido leyendo intensamente a Daniel Chavarría (San José de Mayo, 1933),novelista, quien se define como "ciudadano uruguayo y escritor cubano".

Este es un fragmento de su novela "El ojo de Cibeles", también publicada como "El ojo dindymenio"

"Carta de Aspasia en Atenas a Anaxágoras en Lámpsaco"

"Y lo más preciado, oh, sabio amigo: me queda, como a tí, el afán inagotable de conocer. Me queda el enigma de esta araña que teje en un ángulo del patio, bajo el altar de Hermes. He prohibido a los esclavos que la quiten, y paso largos ratos observándola. ¿Quién le enseñó a hacer esa malla octogonal, con nudos y trazos regulares, con equidistancias que ningún humano tejedor urdiría tan perfectas, aún midiéndolas con reglas y compases? ¿En qué me distingo de esa obrera efímera y muda? ¿Valen algo mi pensamient0o y mi palabra, arrastrados por el viento de los siglos, ante la poesía geométrica de su tela? ¡La poesía! Eso me queda, también. He ahí la verdadera adivinación, el arte supremo, nutrido de la divinidad."

El contraataque de Mubarak azuzó la ira

por Robert Fisk
Página 12


“Mubarak logró que los egipcios se vuelvan en contra de los egipcios por sólo nueve meses más de poder”, dijo un herido. Imagen: EFE


Desde la plaza Tahrir, El Cairo

La contrarrevolución del presidente Hosni Mubarak chocó con sus oponentes ayer en un aluvión de piedras, garrotes, barras de hierro y palos, en una batalla que duró todo el día en el centro mismo de la capital que él afirma gobernar entre decenas de miles de jóvenes, ambos –y aquí está la más peligrosa de todas las armas– blandiendo en los rostros de los contrarios la bandera de Egipto.

La lucha a mi alrededor en la plaza llamada Tahrir era tan terrible que podíamos oler la sangre. Los hombres y mujeres que están exigiendo el final de la dictadura de 30 años de Mubarak –vi a mujeres jóvenes con bufandas y polleras largas de rodillas rompiendo las piedras del pavimento mientras caían rocas a su alrededor– luchaban con inmenso coraje que más tarde se convirtió en una crueldad terrible. Más tarde el gobierno informó que hubo 3 muertos y 637 heridos –según la cadena Al Jazeera los heridos eran 1500–.

Algunos arrastraban a los hombres de seguridad de Mubarak por la plaza, golpeándolos hasta que salía sangre de sus cabezas y manchaban su ropa. El Tercer Ejército egipcio, legendariamente famoso por cruzar el Canal de Suez en 1973, no pudo –o no quiso– ni siquiera cruzar la plaza Tahrir para ayudar a los heridos. Mientras miles de egipcios gritaban abuso –y esto es lo más cercano a una guerra civil–, se lanzaban unos contra otros como luchadores romanos, simplemente aplastaron a las unidades de paracaidistas que “vigilaban” la plaza, trepándose sobre sus tanques y vehículos blindados y luego usándolos para cubrirse.