El blog de MATEÍNA

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miércoles, 6 de octubre de 2010

La opinión pública mundial o el perro de Pavlov

por Daniel Chavarría

Hay que tener en cuenta la opinión pública mundial.

Hay que saber qué piensa la opinión pública mundial.

Aseveraciones como esas encabezan las campañas internacionales de los grandes medios de comunicación.

En realidad, la opinión pública mundial ni piensa ni cuenta.

Está más adiestrada que el perro de Pavlov. Le presentan un estímulo predeterminado (sonido de campana) y reacciona de inmediato en el sentido esperado (comienza a salivar).

Obtener sus resultados le tomó un par de décadas al genial Iván Petrovich; al “cuarto poder” del imperio, un par de siglos, con la ventaja adicional de ascender en la escala social y tornarse segundo poder, o mejor, apéndice del primero. Y hoy día, las grandes batallas imperiales a escala mundial se resuelven con sus medios de comunicación. Mientras más grandes los dos, mejor.

Los mass media han logrado crear tal reflejo en esa masa poblacional amorfa que no piensa: reacciona. Entonces, firma proclamas sobre campañas que no entiende ni le importan; compra comida chatarra que le acaba con la salud; consume más y más sin pensar en deudas que esclavizan; apoya guerras que no sabe dónde ni por qué ocurren, pero luego sigue por televisión.

Actualizar la pedagogía ante el mundo cambiado

por Leonardo Boff

Siglos de guerras, de enfrentamientos, de luchas entre pueblos y de conflictos de clase nos están dejando una amarga lección. Este método primario y reduccionista no nos ha hecho más humanos, ni nos aproxima más unos a otros, ni mucho menos nos ha traído la tan ansiada paz. Vivimos en permanente estado de sitio y llenos de miedo. Hemos alcanzado un estadio histórico que, en palabras de la Carta de la Tierra, "nos convoca a un nuevo comienzo". Esto requiere una pedagogía, fundada en una nueva conciencia y en una visión incluyente de los problemas económicos, sociales, culturales y espirituales que nos desafían.

Esta nueva conciencia, fruto de la mundialización, de las ciencias de la Tierra y de la vida y también de la ecología nos está mostrando un camino a seguir: entender que todas las cosas son interdependientes y que ni siquiera las oposiciones están fuera de un Todo dinámico y abierto. Por esto, no cabe separar sino integrar, incluir en vez de excluir; reconocer, sí, las diferencias, pero buscar también las convergencias, y en lugar del gana-pierde, buscar el gana-gana.

Tal perspectiva holística está influenciando los procesos educativos. Tenemos un maestro inolvidable, Paulo Freire, que nos enseñó la dialéctica de la inclusión y a poner "y" donde antes poníamos "o". Debemos aprender a decir «sí» a todo lo que nos hace crecer, en lo pequeño y en lo grande.

Fray Clodovis Boff acumuló mucha experiencia trabajando con los pobres en Acre y en Río de Janeiro. En la línea de Paulo Freire, nos entregó un librito que se ha convertido en un clásico: Cómo trabajar con el pueblo. Y ahora, ante los desafíos de la nueva situación del mundo, ha elaborado un pequeño decálogo de lo que podría ser una pedagogía renovada. Vale la pena transcribirlo y considerarlo, pues puede ayudarnos, y mucho.

"1. Sí al proceso de concientización, al despertar de la conciencia crítica y