Tengo 36 años. Nací y vivo en Jerusalén. Casado. Licenciado en Psicología y Sociología y máster en Ciencias Políticas. Dirijo el Centro de la Comunidad Africana de Jerusalén. Mi política es la conquista de los derechos humanos. No soy religioso pero cultivo mi espiritualidad.
¿Cuándo llegaron los africanos a Jerusalén?
Hubo tres oleadas, la primera, en 1200, cuando parte del África subsahariana se hizo musulmana y peregrinaron a la Meca. La última llegó con Naser en los años 50 y se asentó en la Jerusalén dividida.
¿Y se implicaron en la resistencia?
Sí, activamente. Se instalaron en la ciudad vieja y se convirtieron en los guardianes de la explanada de las Mezquitas (mi padre era uno de ellos).
¿Nació usted en la violencia?
En la primera intifada, cuando tenía 14 años, volviendo del colegio a casa junto a dos compañeros, nos arrestaron por tirar piedras en una manifestación en la que no estábamos participando. Pero los soldados israelíes arrestan a los jóvenes de forma arbitraria para sonsacarles información.
¿Qué sentía usted hacía los judíos?
Miedo, pero nunca albergué un sentimiento de odio hacia los judíos, ya que había muchos en contra de la ocupación. De hecho, la abogada que me defendió era judía. Aquellos cuatro días de cárcel cambiaron mi vida. Fue una experiencia durísima. Tomé conciencia de que vivía en peligro, de que no había justicia para mí.
¿Cómo evolucionó su vida?
Al cabo de tres meses, uno de los chicos que arrestaron conmigo fue asesinado por colonos cuando iba en bicicleta de Jerusalén a Ramala. Fue el primer mártir palestino en Jerusalén. Tenía 14 años y era cristiano.