El blog de MATEÍNA

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jueves, 22 de julio de 2010

El origen del bricolaje


Artículo de Somos Primates

Un delfín protege su hocico con una esponja marina (imagen: artículo científico de la revista PLoS).
Cuando un grupo de investigadores observó por primera vez a un delfín con una esponja marina alrededor de la zona de la boca, pensó que esto había ocurrido de una manera accidental, probablemente mientras removía la arena en busca de pequeños crustáceos. Los investigadores pronto constataron que esto sucedía con relativa frecuencia y rápidamente descubrieron el misterio.

Estos asombrosos seres se cubren el morro con esponjas a modo de fundas con las que protegerse, mientras cavan en la arena del fondo del mar en busca de alimento. Debido a que hay gran cantidad de corales y peces peligrosos enterrados, los cetáceos pueden salir muy lastimados de estas operaciones. La esponja es un invento muy eficaz e ingenioso para buscar en el fondo marino sin dañarse. Algo similar ocurre con la rata topo lampiña, la cual coloca una pequeña astilla tras sus dientes para no tragar tierra mientras excava sus pasadizos en el interior de la tierra.

También hay ejemplos de uso de instrumentos en animales más desconocidos. Por ejemplo, las nutrias marinas son unos pequeños mamíferos que habitan el océano Pacífico. Dedican gran parte del día a bucear con la intención de capturar su comida preferida: almejas, erizos de mar y cangrejos. Cuando logran obtener uno, lo sujetan entre los dientes y comienzan a buscar una roca plana y de formas circulares. Entonces nadan hasta la superficie y flotan boca arriba. Luego la sostienen en su vientre a modo de yunque y, por último, cogen el molusco con las patas delanteras y comienzan a golpearlo hasta que consigue acceder a la parte comestible.

Los cuervos de Nueva Caledonia han desarrollado un sistema para abrir nueces de los más ingeniosos del mundo animal. En un principio las arrojaban sobre la carretera, para que los coches las abrieran a su paso con las ruedas. Pero debido al intenso ir y venir de coches, se convirtió en una actividad peligrosa. Así que pronto aprendieron los patrones del tráfico y ahora las dejan caer sobre los pasos de cebra. De esta manera pueden recoger los frutos cuando el semáforo torna a rojo con total tranquilidad.

Leer artículo completo: en Somos Primates

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