El blog de MATEÍNA
El blog de Mateína
jueves, 31 de diciembre de 2009
AVATAR Y LA TRAMA DE LA VIDA, por Alberto D. Fraile Oliver
Es cierto que esta película, la más cara de la historia del cine hasta la fecha, no tiene la profundidad filosófica de Matrix, pero ayer salí del cine con la sensación de haber visto una película comparable. Si la trilogía de los hermanos Wachowsky conseguía llevar al público masivo la filosofía no dualista, Avatar introduce dentro de un producto made in Hollywood muy bueno, la visión ecológica y sistémica del paradigma holístico y su conflicto con la visión actualmente imperante del paradigma mecanicista economicista.
Avatar, tal y como hiciera Matrix una década atrás, consigue el difícil equilibrio entre un producto puramente comercial y una historia con carga filosófica. Nos presenta una visión del mundo diferente a la de nuestra cultura y además nos ofrece la posibilidad de sumergirnos en ella. Avatar es un canto a la trama de la vida, a Gaia, en un atractivo envoltorio que permite que el espectador pueda palparlo, casi saborearlo. Es posible que pueda ser tachada de simplista y maniquea, lo es. Pero tiene el mérito de presentar en el lenguaje que atrae a las grandes masas conceptos profundos y de gran importancia en un mundo en el que la crisis ecológica ya es un problema vital.
Si para entender más y mejor Matrix había que recurrir a Ken Wilber, para profundizar en Avatar puede ser útil acudir a Fritjof Capra o Jerry Mander.
La trama de la vida
La extraordinaria carga ontológica que tenía Matrix queda compensada en este caso con una belleza visual que transporta al espectador a experiencias próximas a las que solo se alcanzan ingiriendo Ayahusca (esa planta que no debería haber salido de la selva). Los colores y la recreación del bosque primigenio son poesía pura. Y los paisajes nos transportan a un lugar más allá de los sueños que sin embargo nos resulta extrañamente familiar. Probablemente porque nos recuerda el mito de la expulsión del Edén.
Allí es precisamente adonde nos lleva Avatar, al corazón de la selva. Una selva hostil en apariencia pero que guarda en su seno una experiencia vital plena cuando se despierta la sensibilidad instintiva y se venera la vida a través de un corazón puro. Una selva que esconde el camino de regreso a casa.
Animismo
Con pocos preámbulos, James Cameron, nos sumerge en una cosmogonía en la que los seres pensantes (en este caso los Na’vi) conservan su lugar en el ecosistema y su espiritualidad se palpa en la cotidianeidad, envuelve su cultura y da sentido a su existencia. Viven en torno a lo que en sánscrito se conoce como RITA, los ciclos de la naturaleza.
Algunas escenas nos recuerdan claramente a “El último Mohicano”, la historia en la que un pueblo aborigen resiste frente al ataque de los bárbaros que quieren expoliar su riquezas naturales y expulsarles de las tierras en las que yacen sus antepasados. En el fondo se puede decir que es una película de indios y vaqueros. Y es cierto, aunque en la línea de “Bailando con Lobos”.
En una puesta en escena interplanetaria recrea el drama que aún hoy en día se vive en las selvas amazónicas. El pulso del progreso ciego que aplasta inexorablemente la visión animista de los pueblos tradicionales que aún mantienen viva la conexión, el vínculo, con el espíritu del resto de los seres vivos. Mientras los conquistadores arrasan la vida por los recursos naturales, ya sea oro, petróleo o coltán. Una historia también de plena actualidad en el África de hoy.
Otra referencia indiscutible de esta película es la “Carta del Jefe Seattle” el primer alegato ecologista atribuido a un líder indio norteamericano. Un documento imprescindible para entender la cosmogonía que presenta Avatar.
Aportaciones originales
Muy interesantes son los filamentos que los Na’vi tienen al final de su cabellera. Les permiten conectarse con otros seres vivos y establecer una comunicación íntima, un vínculo especial.
Así como Matrix nos presentaba dos realidades paralelas, dos mundos que se interconectaban a través de la tecnología, en Avatar, el personaje y su alter ego conviven en la misma realidad. La conciencia pasa de un cuerpo a otro en el mismo plano.
El mensaje de ecología reverencial está muy bien transmitido. Y la poesía visual que lo envuelve es extraordinaria. Los colores, la fauna y flora del planeta Pandora son una refrescante experiencia sensorial, casi alucinógena. Fondo y forma construyen un producto cinematográfico de alto nivel.
La presentación del paradigma mecanicista economicista con dos de sus serviles prolongaciones, la militar y la científica, y su enfrentamiento con una visión integral e integrada del ser humano.
Artículo de la Revista Namasté
Mateína EN ENERO, DÍA POR DÍA
Estas son las entrevistas que reviviremos en este enero en que la Mateína no estará en vivo. Las mismas irán condimentadas con música y adobaditas con cortos de ficción de autores nacionales y extranjeros. Nos reencontramos en vivo, en febrero.
lunes 4 – Vera Sienra (RADIOgrafía)
martes 5 – Daniel Martínez (RADIOgrafía)
miércoles 6 – Garza, director de "Gigante" (RADIOgrafía), y Pedro Aznar (Entrevista)
jueves 7 – Luis Puig (RADIOgrafía)
viernes 8 - Frasso, fotógrafo venezolano y José Víctor Martínez Gil, narrador mexicano.
lunes 11 – Ana Hosta, costurera de la bandera del FA (RADIOgrafía), y antropólogo colombiano Humberto Cárdenas.
martes 12 – Diego Fau (RADIOgrafía)
miércoles 13 – Malena Muyala (RADIOgrafía)
jueves 14 – Víctor Cunha (RADIOgrafía)
viernes 15 – Niños de Piedras Blancas y Fabián Marquisio.
lunes 18 - PájaroCanzani (RADIOgrafía)
martes 19 – Mario Delgado Aparaín (RADIOgrafía)
miércoles 20 – Luciano Supervielle (RADIOgrafía)
jueves 21 – Oscar Lebel y Babel Orchesta
viernes 22 – Roberto Capablanca (RADIOgrafía)
lunes 25 – Pinocho Routin (RADIOgrafía)
martes 26 – Leonardo Lorenzo (RADIOgrafía)
miércoles 27 - Alberto Restuccia (RADIOgrafía)
jueves 28 – Numa Moraes (RADIOgrafía)
viernes 29 – Tato López (RADIOgrafía)
Fin de año con Carlitos El Grande
Nuestro querido y admirado bloguero Andrés Schuschny tituló "Mi mensaje de fin de año proviene de un gran dictador". Hacemos nuestras sus palabras, sabiendo que las compartimos con ustedes. Muy buen 2010 para todos.
lunes, 28 de diciembre de 2009
UNICEF confirma: CUBA tiene 0% de Desnutrición Infantil
por Cira Rodríguez César*
UNICEF confirma que Cuba es el único país de América Latina y el Caribe que ha eliminado la desnutrición infantil.
La existencia en el mundo en desarrollo de 146 millones de niños menores de cinco años bajos de peso, contrasta con la realidad de los infantes cubanos, reconocidos mundialmente por estar ajenos a ese mal social.
Esas preocupantes cifras aparecieron en un reciente reporte del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), bajo el título de Progreso para la Infancia, Un balance sobre la nutrición, divulgado en la sede de la ONU.
De acuerdo con el documento, los porcentajes de los niños con bajo peso son de 28 por ciento en Africa Subsahariana, 17 en Medio Oriente y Africa del Norte, 15 en Asia oriental y el Pacífico, y siete en Latinoamérica y el Caribe.
La tabla la completan Europa Central y del Este, con el cinco por ciento, y otros países en desarrollo, con 27 por ciento.
Cuba no tiene esos problemas, es el único país de América Latina y el Caribe que ha eliminado la desnutrición infantil severa, gracias a los esfuerzos del Gobierno por mejorar la alimentación del pueblo, especialmente la de aquellos grupos más vulnerables.
Las crudas realidades del mundo muestran que 852 millones de personas padecen de hambre y que 53 millones de ellas viven en América Latina. Sólo en México hay cinco millones 200 mil personas desnutridas y en Haití tres millones 800 mil, mientras en todo el planeta mueren de hambre cada año más de cinco millones de niños.
De acuerdo con estimados de las Naciones Unidas, no sería muy costoso lograr salud y nutrición básica para todos los habitantes del Tercer Mundo.
Bastarían para alcanzar esa meta 13 mil millones de dólares anuales adicionales a lo que ahora se destina, una cifra que nunca se ha logrado y que es exigua si se compara con el millón de millones que cada año se destinan a publicidad comercial, los 400 mil millones en drogas estupefacientes o incluso los ocho mil millones que se gasta en Estados Unidos en cosméticos.
Para satisfacción de Cuba, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) también ha reconocido que ésta es la nación con más avances en América Latina en la lucha contra la desnutrición.
El Estado cubano garantiza una canasta básica alimenticia que permite la nutrición de su población al menos en los niveles básicos- mediante la red de distribución de productos normados.
De igual forma, se llevan a cabo reajustes económicos en otros mercados y servicios locales para mejorar la alimentación del pueblo cubano y atenuar el déficit alimentario.
Especialmente se mantiene una constante vigilancia sobre el sustento de los niños, las niñas y adolescentes. Así, la atención a la nutrición comienza con la promoción de una mejor y natural forma de alimentación de la especie humana.
Desde los primeros días de nacidos los incalculables beneficios de la lactancia materna justifican todos los esfuerzos realizados en Cuba en favor de la salud y el desarrollo de su infancia.
Ello le ha permitido elevar los porcentajes de recién nacidos que mantienen hasta el cuarto mes de vida la lactancia exclusiva y que incluso continúan consumiendo leche materna, complementada con otros alimentos, hasta los seis meses de edad.
Actualmente el 99 por ciento de los recién nacidos egresan de las maternidades con lactancia materna exclusiva, superior a la meta propuesta, que es del 95 por ciento, según datos oficiales, en los cuales se indica que todas las provincias del país cumplen esta meta.
A pesar de las difíciles condiciones económicas atravesadas por la Isla, se vela por la alimentación y nutrición de los infantes mediante la entrega diaria de un litro de leche fluida a todos los niños de cero a siete años de edad.
Se suma a ello la entrega de otros alimentos, por ejemplo compotas, jugos y viandas, que, en dependencia de las disponibilidades económicas del país, se distribuyen equitativamente en las edades más pequeñas de la infancia.
Hasta los 13 años de edad se prioriza la distribución subsidiada de productos complementarios como el yogurt de soya y en situaciones de desastres naturales se protege a la niñez mediante la entrega gratuita de alimentos de primera necesidad.
Los niños incorporados a los Círculos Infantiles (guarderías) y a las escuelas primarias con régimen de seminternado reciben, además, el beneficio del continuo esfuerzo por mejorar su alimentación en cuanto a componentes dietéticos lácteos y proteicos.
Con el apoyo de la producción agrícola -aún en condiciones de severa sequía- y una mayor importación de alimentos, se alcanza un consumo de nutrientes por encima de las normas establecidas por la FAO.
En Cuba ese indicador no es el promedio ficticio de sumar el consumo alimentario de los ricos y el de los hambrientos.
Adicionalmente, el consumo social incluye la merienda escolar que se reparte gratuitamente a cientos de miles de estudiantes y trabajadores de la educación, las cuotas especiales de alimentos a niños de hasta 15 años y personas de más de 60 en las provincias orientales.
En esa lista están contempladas las embarazadas, madres lactantes, ancianos y discapacitados, el suplemento alimentario para pequeños con bajo peso y talla y el suministro de alimentos a municipios de Pinar del Río, La Habana y a la Isla de la Juventud.
Dichas entidades fueron azotadas el año pasado por huracanes, mientras las provincias de Holguín, Las Tunas y cinco municipios de Camaguey sufren actualmente la sequía.
En ese empeño colabora el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el cual contribuye al mejoramiento del estado nutricional de la población más vulnerable en la región oriental, donde se benefician más de 631 mil personas.
La cooperación del PMA con Cuba data de 1963, cuando esa agencia brindó asistencia inmediata a las víctimas del huracán Flora. Hasta la fecha, ha consumado en el país cinco proyectos de desarrollo y 14 operaciones de emergencia.
Recientemente, Cuba pasó de ser un país receptor a donante.
El tema de la desnutrición cobra gran importancia en la campaña de la ONU para lograr en 2015 las Metas de Desarrollo del Milenio, adoptadas en la Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno celebrada en 2000, y que tienen entre sus objetivos eliminar la pobreza extrema y el hambre para esa fecha.
Pero los cubanos afirman que esas metas no le quitan el sueño a nadie, la propia ONU sitúa al país a la vanguardia del cumplimiento de tales retos en materia de desarrollo humano.
No exenta de deficiencias, dificultades y serias limitaciones por un bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos hace más de cuatro décadas, Cuba no muestra desesperantes ni alarmantes índices de desnutrición infantil.
Ninguno de los 146 millones de niños menores de cinco años bajos de peso que viven hoy en el mundo es cubano.
* Prensa Latina
Visto en Adital
VALOR Y PRECIO DE LA INOCENCIA, por Juan Sasturain
Versiones que pretenden tener el mayor rigor histórico consideran que el origen del Día de los Inocentes es precisamente un chiste de humor negro. Según documentos, lo habría instituido el cínico rey Herodes Agripa II –nieto del bíblico infanticida– varias décadas después del nacimiento de Jesús; y lo habría hecho en homenaje a las hazañas de su abuelo. Así, un 28 de diciembre, el rey organizó para celebrar su trigésimo cumpleaños una fiesta fastuosa y multitudinaria en la que no faltaron sus ministros en pleno e incluso dignatarios extranjeros y algunos ocasionales adversarios. Todo terminó en una broma siniestra y colosal, cuando el último día de la larga bacanal, con los visitantes borrachos y regalados, Herodes Agripa II impartió cédulas con órdenes de captura, juicios sumarios, condenas capitales, multas onerosas y castigos varios para todos sus ingenuos invitados que, humillados y ofendidos, no pudieron huir de la ciudad gracias a la eficiencia de la guardia real.
El hallazgo, entre papeles de la época pertenecientes a funcionarios que habrían asistido a la fiesta, de esquelas que ostentan la palabra “Inocente”, hace suponer que de ahí proviene tanto la fecha como el nombre y el carácter de la celebración. Suena ingenioso y coherente con el tipo de festejo que ha perdurado en su recordación. Sin embargo, me gusta más la macabra historia ejemplar que está en el origen (?) de todo.
Por lo que sé –que sé poco–, en la Biblia hay tres matanzas de Inocentes, debida y perversamente programadas: dos van de algún modo encadenadas y tienen que ver con la historia de Moisés en Egipto; la tercera es la de Herodes.
Cabe recordar que según el consabido Pentateuco, si Moisés fue entregado en una cesta a las aguas del Nilo era para salvarlo de la matanza de niños judíos ordenada por un faraón “preocupado” por el crecimiento de la población esclava. Su contrapartida es la siniestra mortandad que años después –y en una noche– desencadena el Dios de Moisés como último recurso para doblegar la voluntad del faraón (el mismo u otro) que se niega, pese a avisos, plagas y calamidades, a liberar al pueblo de Israel de su cautiverio y dejarlo partir.
Pero la matanza que –famosamente– recordamos hoy con chistes tontos es el sangriento exabrupto de Herodes el Grande, celoso y temeroso de la profecía de que ha de nacer alguien, un Rey de los Judíos que, supone, lo sustituirá.
En el primer caso, la historia de Moisés, la demostración de fuerza homicida y selectiva de Jehová o Yahvé, al menos en el Libro, no merece reparos: el obstinado Ramsés –el mejor momento del hierático Yul Brinner en Los Diez Mandamientos: único auténtico milagro de Dios, su actuación– de algún modo se la buscó. No sabía quién era el Jefe detrás de Moisés, con Quién se las veía. El Dios del Antiguo Testamento no admite competencias ni ambigüedades, el monoteísmo del pueblo elegido con sangre entra. Así, el obediente Angel de la Muerte llega por la noche y va matando, segura y económicamente, casa por casa, palacio por palacio, a todos los niños. Sólo perdona las casas marcadas, las elegidas casas marcadas. La inocencia asesinada (incluso en casa) es el precio que paga la soberbia.
En el segundo caso, arranque del Evangelio de Mateo, el que mata por costumbre y a lo pavote es un político ofuscado, paranoico, enfermo de Poder, que no sabe Quién viene y por si acaso... Sin los recursos de Moisés y su Aliado infalible, Herodes moja en sangre sus propias manos, asume el crimen indiscriminado para matar a Uno, que –además– se le escapa. Si el Angel de la Muerte obraba con certeza y precisión, cumplía al pie de la sangre las cláusulas del chantaje celestial, lo esbirros de Herodes –incluidos los estúpidos lectores oficiales de la Profecía– son torpes chapuceros que cumplen mal las órdenes sin sentido de un rey equivocado. El mismo Dios sabelotodo que hizo pintar las puertas para orientar al Angel les hace avisar al carpintero y su mujer adolescente que ha habido un soplo –esos ingenuos Reyes Magos– y que un tonto entendió mal y puede arruinar el Plan de la Salvación, así que escapen a lomo de burro. A Egipto, claro: es el lugar del que se va y viene en la Biblia.
A todo esto, históricamente o no, los chicos muertos –judíos, egipcios y judíos otra vez–, muertos están. Son inocentes, inocentes condenados a pena de muerte por Culpables y culpables –mayúsculos y minúsculos–, soberbios y celosos. La fiesta religiosa católica que los recuerda hoy elige –según dicen– sólo la cosecha criminal de Herodes, los pequeños coetáneos belenenses de Jesús, con los que seguramente no pudo ir a la escuela.
Como corolario de los tradicionales, equívocos chistes de hoy, en los que se hace creer a alguien algo no sucedido, inventado, que lo ilusiona o atemoriza, es habitual compensar al damnificado con una expresión que no es de burla, como suele creerse, sino de módico, acaso irónico deseo y consuelo: “Que la inocencia te valga”. Como cualquier otra frase estereotipada, las sutilezas de sentido se han perdido, el uso del verbo “valer-se”, sobre todo; y la idea misma de “inocencia”. Y es muy rica la expresión. Una paradoja, en realidad: “Que tu vulnerabilidad te defienda” –¿es eso?– o “Que la fe te salve”. ¿Es lo mismo?
Porque valerse es bastarse, saber defenderse, en última instancia servir para: “ser valiente” –el que se vale por sí mismo–, “valer la pena” o “desvalido” son expresiones ejemplares. Y en cuanto a la maltratada inocencia, en una primera acepción con alto matiz temporal, tiene el tipo de mala prensa moderna que acompaña, por ejemplo, a la idea de virginidad en cualquiera de sus formas, del sexo a la política: no es nunca un valor sino una carencia, el resultado de un error de apreciación, una condición primitiva inicial que ha de perderse (saludablemente) para poder vivir en términos más genuinos el intercambio con el mundo. Inocente es, en ese caso, lo contrario de realista.
Por otra parte, el inocente es el que no conoce el mal (en los otros, en sí mismo) y desconoce la culpa; así es lo contrario del pecador. Finalmente, llamamos/decretamos inocente al que no ha cometido un delito, al que no es culpable.
¿Cuál de estas formas de inocencia nos valen? A mí me gusta pensar que el inocente del refrán es –según la irónica mirada negativa– mero objeto de engaño; pero, en sentido positivo, es el que cree. La sabiduría y la gracia de creer es el secreto y el poder de la inocencia. Lo que te salva, digo. En todos los terrenos.
Por eso esta noche voy a ver una vez más Harvey, la de James Stewart, el que vive dentro de una broma de inocentes de la que –a la inversa de Joyce con la Historia– no se quiere ni piensa despertar.
Que la inocencia les valga.
Fuente: Página 12
martes, 22 de diciembre de 2009
EL ARTE EN LA ERA DIGITAL, por Umberto Eco
Los historiadores de la Edad Media nos dicen que el habitante de un pueblo difícilmente se mudaba a la aldea o pueblo vecino, distante a pocos kilómetros, pero era posible que visitara, como peregrino, Santiago de Compostela o Jerusalén. Sin embargo, aunque probablemente conocía las esculturas y vitrales de su propia iglesia, ¿qué podía haber visto o comprendido de las construcciones que cruzaba a lo largo de su peregrinaje? Es muy difícil querer ver algo que nunca se ha visto, algo que desafíe nuestra capacidad de percepción.
Algunos han puesto en duda el hecho de que Marco Polo estuviera realmente en China, porque no habla de la Gran Muralla ni del té ni de los pies vendados de las mujeres. Pero se puede estar mucho tiempo en China sin saber verdaderamente qué beben los chinos, sin observar jamás los pies de una mujer, aunque sea por educación, notando como mucho que en la corte de Gengis Kan las damas se desplazaban a pequeños pasos; y sin pasar por la Gran Muralla, o pasar por ella y tomarla como una fortaleza local.
Todo esto para decir que, hasta el siglo XX, el conocimiento que la gente tenía del arte de otros países era muy limitado. Por otra parte, si observamos los magníficos grabados de la China del sacerdote Athanasius Kircher, a partir de las reconstrucciones visuales (realizadas según las descripciones verbales de los misioneros), es muy difícil reconocer una pagoda.
¿Cuántas obras de arte de su propia civilización veía un ciudadano francés hasta el siglo XIX? El acceso a las colecciones privadas, e incluso a los museos, estaba reservado a una elite, y a lo sumo, a una elite urbana, hasta la invención de la fotografía.
Para saber, por ejemplo, a qué se parecía una obra de arte conservada en Florencia, se recurría a los grabados. ¡Ah! ¡Esos espléndidos libros de Lacroix donde las madonas de todos los siglos (bizantinas o del Renacimiento) tenían el rostro de las jóvenes que poblaron los relatos históricos de la época romántica!
Recordemos que una de las etimologías de la palabra kitsch –aunque las hipótesis son numerosas– es sketch, esquisse, esbozo sintético y apresurado: los caballeros ingleses, durante su "Grand Tour" de Italia, para guardar un recuerdo de los monumentos y galerías que visitaban, pedían a artistas callejeros que les hicieran un dibujo de la obra vista una sola vez, ejecutado rápidamente la mayoría de las veces. De ese modo, incluso la evocación de la experiencia artística directa pasaba por representaciones infieles.
Y no podemos decir que las cosas hayan mejorado con la invención de la fotografía. Para convencerse de ello, basta con consultar algunos libros conocidos de la primera mitad del siglo XX sobre historia del arte, hasta que fue posible la reproducción en color.
Lo mismo que pasaba con las artes visuales, sucedía con el mundo del espectáculo. Es conocido ese maravilloso cuento de Borges en el que Averroes, que busca en vano traducir de Aristóteles los términos "tragedia" y "comedia" (pues esas formas de arte no existían en la cultura musulmana), oye hablar de un extraño suceso al que había asistido un visitante en China, donde personas enmascaradas y vestidas como personajes de otros tiempos actuaban en un escenario de modo incomprensible. Le contaban lo que era el teatro, pero él no comprendía bien de qué se trataba. En el mundo contemporáneo, la situación se invierte. En primer lugar, la gente viaja muchísimo, a riesgo de ver en todas partes los mismos lugares, hoteles, supermercados y aeropuertos, todos parecidos los unos a los otros, tanto en Singapur como en Barcelona, y se ha hablado mucho sobre la maldición de esos "no lugares". Pero, sea como fuere, la gente ve y es posible incluso que un francés haya visto las pirámides o el Empire State Building, pero no el tapiz de Bayeux (un poco como su ancestro, el campesino medieval...).
El museo, antes reservado a las personas cultivadas, hoy es la meta de flujos continuos de visitantes de todas las clases sociales. Es cierto que muchos miran pero no ven, pero, a pesar de todo, reciben información sobre el arte de diferentes culturas. Además, los museos viajan, las obras de arte se desplazan. Se organizan suntuosas exposiciones sobre culturas exóticas, del Egipto faraónico a los escitas. El juego de préstamos recíprocos de obras de arte se convierte en vertiginoso, y a veces peligroso.
Puede decirse lo mismo de los espectáculos, y es indudable que un habitante de una ciudad del interior tiene más oportunidades de ver un espectáculo de la Berliner Ensemble o un nô japonés que la que tenían sus padres.
Agreguemos a esto la información virtual: no hablo del cine o de la televisión, que convierten casi en superflua una visita a Los Angeles, puesto que se la recorre mejor en una pantalla que embarcándose en una maratón frenética de una autopista a otra, sin entrar jamás en ningún centro habitado; hablo de Internet, que hoy pone a nuestra disposición todas las obras del Louvre, de la Galería Uffizi o de la National Gallery.
Esto provoca una internacionalización del gusto, y la prueba es la experiencia apasionante que vive aquel que entra en contacto con el mundo artístico chino: habiendo escapado recientemente a un aislamiento casi absoluto, los artistas chinos producen obras que difícilmente se distinguen de las que se exponen en Nueva York o en París. Recuerdo un encuentro entre críticos europeos y chinos, en que los europeos creían interesar a sus invitados al mostrarles imágenes de diversas búsquedas artísticas europeas, en tanto que los chinos sonreían, divertidos, porque ahora conocían esas cosas mejor que ellos.
Finalmente, basta con pensar en esos innumerables jóvenes de todos los países que reconocen una pieza musical sólo si está cantada en inglés...
¿Iremos hacia un gusto generalizado, a punto tal que ya no podremos distinguir el pop chino del pop norteamericano? ¿O bien veremos perfilarse formas de localización, de tal modo que las diferentes culturas producirán interpretaciones distintas del mismo estilo o programa artístico?
En todo caso, nuestro gusto quedará marcado por el hecho de que ya no parece posible experimentar asombro (o incomprensión) ante lo desconocido. En el mundo de mañana, lo desconocido, si todavía queda algo, estará solamente más allá de las estrellas. ¿Esa falta de asombro (o de rechazo) contribuirá a una mayor comprensión entre las culturas o a una pérdida de identidad? Ante este desafío, es inútil huir: es preferible intensificar los intercambios, las hibridaciones, los mestizajes. En el fondo, en botánica, los injertos favorecen los cultivos. ¿Por qué no en el mundo del arte?
©Le Monde y Clarín, 2009. Traduccion de Estela Consigli. Texto escrito para el Festival Reimes Scenes d'Europe, que se desarrolla hasta el 19 de diciembre.
Visto en Rebelión
Fuente: Unión de Escritores y Artistas de Cuba
Algunos han puesto en duda el hecho de que Marco Polo estuviera realmente en China, porque no habla de la Gran Muralla ni del té ni de los pies vendados de las mujeres. Pero se puede estar mucho tiempo en China sin saber verdaderamente qué beben los chinos, sin observar jamás los pies de una mujer, aunque sea por educación, notando como mucho que en la corte de Gengis Kan las damas se desplazaban a pequeños pasos; y sin pasar por la Gran Muralla, o pasar por ella y tomarla como una fortaleza local.
Todo esto para decir que, hasta el siglo XX, el conocimiento que la gente tenía del arte de otros países era muy limitado. Por otra parte, si observamos los magníficos grabados de la China del sacerdote Athanasius Kircher, a partir de las reconstrucciones visuales (realizadas según las descripciones verbales de los misioneros), es muy difícil reconocer una pagoda.
¿Cuántas obras de arte de su propia civilización veía un ciudadano francés hasta el siglo XIX? El acceso a las colecciones privadas, e incluso a los museos, estaba reservado a una elite, y a lo sumo, a una elite urbana, hasta la invención de la fotografía.
Para saber, por ejemplo, a qué se parecía una obra de arte conservada en Florencia, se recurría a los grabados. ¡Ah! ¡Esos espléndidos libros de Lacroix donde las madonas de todos los siglos (bizantinas o del Renacimiento) tenían el rostro de las jóvenes que poblaron los relatos históricos de la época romántica!
Recordemos que una de las etimologías de la palabra kitsch –aunque las hipótesis son numerosas– es sketch, esquisse, esbozo sintético y apresurado: los caballeros ingleses, durante su "Grand Tour" de Italia, para guardar un recuerdo de los monumentos y galerías que visitaban, pedían a artistas callejeros que les hicieran un dibujo de la obra vista una sola vez, ejecutado rápidamente la mayoría de las veces. De ese modo, incluso la evocación de la experiencia artística directa pasaba por representaciones infieles.
Y no podemos decir que las cosas hayan mejorado con la invención de la fotografía. Para convencerse de ello, basta con consultar algunos libros conocidos de la primera mitad del siglo XX sobre historia del arte, hasta que fue posible la reproducción en color.
Lo mismo que pasaba con las artes visuales, sucedía con el mundo del espectáculo. Es conocido ese maravilloso cuento de Borges en el que Averroes, que busca en vano traducir de Aristóteles los términos "tragedia" y "comedia" (pues esas formas de arte no existían en la cultura musulmana), oye hablar de un extraño suceso al que había asistido un visitante en China, donde personas enmascaradas y vestidas como personajes de otros tiempos actuaban en un escenario de modo incomprensible. Le contaban lo que era el teatro, pero él no comprendía bien de qué se trataba. En el mundo contemporáneo, la situación se invierte. En primer lugar, la gente viaja muchísimo, a riesgo de ver en todas partes los mismos lugares, hoteles, supermercados y aeropuertos, todos parecidos los unos a los otros, tanto en Singapur como en Barcelona, y se ha hablado mucho sobre la maldición de esos "no lugares". Pero, sea como fuere, la gente ve y es posible incluso que un francés haya visto las pirámides o el Empire State Building, pero no el tapiz de Bayeux (un poco como su ancestro, el campesino medieval...).
El museo, antes reservado a las personas cultivadas, hoy es la meta de flujos continuos de visitantes de todas las clases sociales. Es cierto que muchos miran pero no ven, pero, a pesar de todo, reciben información sobre el arte de diferentes culturas. Además, los museos viajan, las obras de arte se desplazan. Se organizan suntuosas exposiciones sobre culturas exóticas, del Egipto faraónico a los escitas. El juego de préstamos recíprocos de obras de arte se convierte en vertiginoso, y a veces peligroso.
Puede decirse lo mismo de los espectáculos, y es indudable que un habitante de una ciudad del interior tiene más oportunidades de ver un espectáculo de la Berliner Ensemble o un nô japonés que la que tenían sus padres.
Agreguemos a esto la información virtual: no hablo del cine o de la televisión, que convierten casi en superflua una visita a Los Angeles, puesto que se la recorre mejor en una pantalla que embarcándose en una maratón frenética de una autopista a otra, sin entrar jamás en ningún centro habitado; hablo de Internet, que hoy pone a nuestra disposición todas las obras del Louvre, de la Galería Uffizi o de la National Gallery.
Esto provoca una internacionalización del gusto, y la prueba es la experiencia apasionante que vive aquel que entra en contacto con el mundo artístico chino: habiendo escapado recientemente a un aislamiento casi absoluto, los artistas chinos producen obras que difícilmente se distinguen de las que se exponen en Nueva York o en París. Recuerdo un encuentro entre críticos europeos y chinos, en que los europeos creían interesar a sus invitados al mostrarles imágenes de diversas búsquedas artísticas europeas, en tanto que los chinos sonreían, divertidos, porque ahora conocían esas cosas mejor que ellos.
Finalmente, basta con pensar en esos innumerables jóvenes de todos los países que reconocen una pieza musical sólo si está cantada en inglés...
¿Iremos hacia un gusto generalizado, a punto tal que ya no podremos distinguir el pop chino del pop norteamericano? ¿O bien veremos perfilarse formas de localización, de tal modo que las diferentes culturas producirán interpretaciones distintas del mismo estilo o programa artístico?
En todo caso, nuestro gusto quedará marcado por el hecho de que ya no parece posible experimentar asombro (o incomprensión) ante lo desconocido. En el mundo de mañana, lo desconocido, si todavía queda algo, estará solamente más allá de las estrellas. ¿Esa falta de asombro (o de rechazo) contribuirá a una mayor comprensión entre las culturas o a una pérdida de identidad? Ante este desafío, es inútil huir: es preferible intensificar los intercambios, las hibridaciones, los mestizajes. En el fondo, en botánica, los injertos favorecen los cultivos. ¿Por qué no en el mundo del arte?
©Le Monde y Clarín, 2009. Traduccion de Estela Consigli. Texto escrito para el Festival Reimes Scenes d'Europe, que se desarrolla hasta el 19 de diciembre.
Visto en Rebelión
Fuente: Unión de Escritores y Artistas de Cuba
lunes, 21 de diciembre de 2009
LA BATALLA DE COPENHAGUE, por Hugo Chávez
I
Copenhague fue el escenario de una batalla histórica en el marco de la XV Conferencia del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Mejor dicho: en la bella y nevada capital de Dinamarca, comenzó una batalla que no concluyó el viernes 18 de diciembre de 2009. Quiero reiterarlo: Copenhague fue apenas el comienzo de la batalla decisiva por la salvación del planeta. Batalla en el terreno de las ideas y en el de la praxis.
El brasileño Leonardo Boff, gran teólogo de la liberación y una de las voces más autorizadas en materia ecológica, en un artículo medular, titulado Lo que está en juego en Copenhague, dejó escritas estas palabras plenas de lucidez y valentía: ¿Qué podríamos esperar de Copenhague? Apenas esta sencilla confesión: así como estamos no podemos continuar. Y un propósito simple: Vamos a cambiar de rumbo.
A eso fuimos, precisamente, a Copenhague: a batallar por un cambio de rumbo en nombre de Venezuela y en nombre de la Alianza Bolivariana. Y más aún: en defensa de la causa de la humanidad y, para decirlo con el Presidente Evo Morales, en defensa de los derechos de la Pachamama, de la Madre Tierra.
Sabiamente lo dijo el mismo Evo, quien junto a este servidor, le tocó asumir la vocería de la Alianza Bolivariana: Aquí está en debate, si vamos a vivir o vamos a morir.
Todas las miradas del mundo se concentraron en Copenhague: la XV Conferencia sobre el Cambio Climático nos permitió calibrar de qué fibra estamos hechos, dónde habita la esperanza y qué podemos hacer para fundar lo que el Libertador Simón Bolívar definiera como el equilibrio del universo; un equilibrio que nunca podrá alcanzarse dentro del sistema-mundo capitalista.
II
Antes de nuestra llegada a Copenhague, el bloque africano, respaldado por el Grupo de los 77, se había encargado de denunciar que los países ricos estaban desentendiéndose del Protocolo de Kyoto, esto es, del único instrumento internacional que existe para luchar contra el calentamiento global: el único que impone sanciones a los Estados industrializados y protege a los países en desarrollo.
Necesario es reconocer que la batalla ya se había iniciado en las calles de Copenhague, con la juventud en la vanguardia protestando y proponiendo: pude ver y sentir, desde mi arribo a la capital danesa el 16 de diciembre, la fuerza histórica de otro mundo que, para la juventud, ya no sólo es posible sino que es absolutamente necesario.
III
En Copenhague, desde un principio, las cartas quedaron sobre la mesa a la vista de todos. De un lado, las cartas de la mezquindad y la insensatez brutal del capitalismo que no da su brazo a torcer en defensa de su lógica: la lógica del capital, que sólo deja muerte y destrucción a su paso cada vez más acelerado.
Del otro lado, las cartas del reclamo de los Pueblos por la dignidad humana, la salvación del planeta y por un cambio radical, no del clima, sino del sistema-mundo que nos ha colocado al borde de una catástrofe ecológica y social sin precedentes.
De un lado, los triunfadores de una civilización mercantil y utilitaria, esto es, los "civilizados" que desde hace mucho tiempo se olvidaron del ser, para apostar ciegamente a un tener, cada vez más insaciable.
Del otro lado, los "bárbaros" que seguimos empeñados en creer, y en luchar por ello, que, cambiando radicalmente de lógica, se puede maximizar el bienestar humano, minimizando los impactos ambientales y ecológicos; que sostenemos la imposibilidad de defender los derechos humanos, como lo planteara el compañero Evo Morales, si no se defienden antes los derechos de la Madre Tierra; que actuamos con el firme propósito de dejarles planeta y porvenir a nuestras descendencias.
No me cansaré de repetirlo a los cuatro vientos: la única alternativa posible y viable es el socialismo. Lo dije en cada una de mis intervenciones ante todos los representantes del mundo congregados en Copenhague, la cita mundial más importante en los últimos doscientos años: no hay otro camino, si queremos detener esta carrera desalmada y envilecida que sólo nos promete la aniquilación total.
¿Por qué le temen tanto los civilizados a un proyecto que aspira la construcción de la felicidad compartida? Le temen, hablemos claro, porque la felicidad compartida no genera ganancia. De allí la lucidez meridiana de aquella gran consigna de la protesta callejera de Copenhague que hoy habla por millones: "Si el clima fuera un banco, ya lo habrían salvado".
Los "civilizados" no toman las medidas que deben tomar, porque eso, sencillamente, los obligaría a cambiar radicalmente su voraz modelo de vida, signado por el confort egoísta y eso no habita en sus fríos corazones, que sólo palpitan al ritmo del dinero.
Por eso, el imperio llegó a última hora, el 18 de diciembre, a ofrecer migajas a manera de chantaje y así lavar la culpabilidad marcada en su rostro. Frente a esta estrategia del bolsillo lleno, se escuchó por Dinamarca la voz clara y valiente de la pensadora hindú Vandana Shiva diciendo una gran verdad: "Creo que es hora de que Estados Unidos deje de verse a sí mismo como donante y comience a reconocerse como contaminador: un contaminador debe pagar una compensación por los daños y debe pagar su deuda ecológica. No se trata de caridad. Se trata de justicia".
Debo decirlo: en Copenhague se acabó definitivamente la ilusión Obama. Quedó confirmado en su condición de jefe del imperio y "Premio Nóbel de la Guerra". El enigma de los dos Obama ha quedado resuelto.
El viernes 18 llegaba a su fin sin un acuerdo democráticamente consensuado: Obama montaba tinglado aparte, en una nueva violación de los procedimientos de la ONU, por lo que nos vimos obligados a impugnar cualquiera resolución que no pase por el respeto a la vigencia del Protocolo de Kyoto. Respetar y potenciar Kyoto es nuestra divisa.
No fue posible un acuerdo en Copenhague por la falta de voluntad política de los países ricos: los poderosos del mundo, los hiperdesarrollados, que no quieren ceder en sus patrones de producción y consumo tan insensatos como suicidas. "El mundo a la mierda, si se atreven a amenazar mis privilegios y mi estilo de vida", es lo que parecen reiterar con su conducta: ésta es la dura verdad que no quieren oír de quienes sí actuamos bajo el imperativo histórico y categórico de cambiar de rumbo.
Copenhague no es un fin, lo reitero, sino un comienzo: se han abierto las puertas para un debate universal sobre cómo salvar al planeta, a la vida en el planeta. La batalla continúa.
IV
Nos tocó conmemorar el 179 aniversario de la desaparición física de nuestro Libertador en un acto del más hondo contenido revolucionario: me refiero al Encuentro de la Alianza Bolivariana con los movimientos sociales de Dinamarca el 17 diciembre. Allí pude sentir, una vez más, que Bolívar ya no sólo es bandera venezolana y nuestroamericana, sino que es cada vez más, líder universal.
Es su herencia viva y combatiente, encarnada hoy en la Alianza Bolivariana, que se está haciendo mundo: la herencia que nos llevó a Copenhague a dar la batalla por la Patria Grande, que es, al mismo tiempo, darla por la causa de la humanidad.
En realidad y en verdad: ¡Bolívar vive! En Copenhague confirmé que está más vivo que nunca.
Y ahora sí Vencerá.
¡Ahora sí Venceremos!
Fuente: Telesur TV
Copenhague fue el escenario de una batalla histórica en el marco de la XV Conferencia del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Mejor dicho: en la bella y nevada capital de Dinamarca, comenzó una batalla que no concluyó el viernes 18 de diciembre de 2009. Quiero reiterarlo: Copenhague fue apenas el comienzo de la batalla decisiva por la salvación del planeta. Batalla en el terreno de las ideas y en el de la praxis.
El brasileño Leonardo Boff, gran teólogo de la liberación y una de las voces más autorizadas en materia ecológica, en un artículo medular, titulado Lo que está en juego en Copenhague, dejó escritas estas palabras plenas de lucidez y valentía: ¿Qué podríamos esperar de Copenhague? Apenas esta sencilla confesión: así como estamos no podemos continuar. Y un propósito simple: Vamos a cambiar de rumbo.
A eso fuimos, precisamente, a Copenhague: a batallar por un cambio de rumbo en nombre de Venezuela y en nombre de la Alianza Bolivariana. Y más aún: en defensa de la causa de la humanidad y, para decirlo con el Presidente Evo Morales, en defensa de los derechos de la Pachamama, de la Madre Tierra.
Sabiamente lo dijo el mismo Evo, quien junto a este servidor, le tocó asumir la vocería de la Alianza Bolivariana: Aquí está en debate, si vamos a vivir o vamos a morir.
Todas las miradas del mundo se concentraron en Copenhague: la XV Conferencia sobre el Cambio Climático nos permitió calibrar de qué fibra estamos hechos, dónde habita la esperanza y qué podemos hacer para fundar lo que el Libertador Simón Bolívar definiera como el equilibrio del universo; un equilibrio que nunca podrá alcanzarse dentro del sistema-mundo capitalista.
II
Antes de nuestra llegada a Copenhague, el bloque africano, respaldado por el Grupo de los 77, se había encargado de denunciar que los países ricos estaban desentendiéndose del Protocolo de Kyoto, esto es, del único instrumento internacional que existe para luchar contra el calentamiento global: el único que impone sanciones a los Estados industrializados y protege a los países en desarrollo.
Necesario es reconocer que la batalla ya se había iniciado en las calles de Copenhague, con la juventud en la vanguardia protestando y proponiendo: pude ver y sentir, desde mi arribo a la capital danesa el 16 de diciembre, la fuerza histórica de otro mundo que, para la juventud, ya no sólo es posible sino que es absolutamente necesario.
III
En Copenhague, desde un principio, las cartas quedaron sobre la mesa a la vista de todos. De un lado, las cartas de la mezquindad y la insensatez brutal del capitalismo que no da su brazo a torcer en defensa de su lógica: la lógica del capital, que sólo deja muerte y destrucción a su paso cada vez más acelerado.
Del otro lado, las cartas del reclamo de los Pueblos por la dignidad humana, la salvación del planeta y por un cambio radical, no del clima, sino del sistema-mundo que nos ha colocado al borde de una catástrofe ecológica y social sin precedentes.
De un lado, los triunfadores de una civilización mercantil y utilitaria, esto es, los "civilizados" que desde hace mucho tiempo se olvidaron del ser, para apostar ciegamente a un tener, cada vez más insaciable.
Del otro lado, los "bárbaros" que seguimos empeñados en creer, y en luchar por ello, que, cambiando radicalmente de lógica, se puede maximizar el bienestar humano, minimizando los impactos ambientales y ecológicos; que sostenemos la imposibilidad de defender los derechos humanos, como lo planteara el compañero Evo Morales, si no se defienden antes los derechos de la Madre Tierra; que actuamos con el firme propósito de dejarles planeta y porvenir a nuestras descendencias.
No me cansaré de repetirlo a los cuatro vientos: la única alternativa posible y viable es el socialismo. Lo dije en cada una de mis intervenciones ante todos los representantes del mundo congregados en Copenhague, la cita mundial más importante en los últimos doscientos años: no hay otro camino, si queremos detener esta carrera desalmada y envilecida que sólo nos promete la aniquilación total.
¿Por qué le temen tanto los civilizados a un proyecto que aspira la construcción de la felicidad compartida? Le temen, hablemos claro, porque la felicidad compartida no genera ganancia. De allí la lucidez meridiana de aquella gran consigna de la protesta callejera de Copenhague que hoy habla por millones: "Si el clima fuera un banco, ya lo habrían salvado".
Los "civilizados" no toman las medidas que deben tomar, porque eso, sencillamente, los obligaría a cambiar radicalmente su voraz modelo de vida, signado por el confort egoísta y eso no habita en sus fríos corazones, que sólo palpitan al ritmo del dinero.
Por eso, el imperio llegó a última hora, el 18 de diciembre, a ofrecer migajas a manera de chantaje y así lavar la culpabilidad marcada en su rostro. Frente a esta estrategia del bolsillo lleno, se escuchó por Dinamarca la voz clara y valiente de la pensadora hindú Vandana Shiva diciendo una gran verdad: "Creo que es hora de que Estados Unidos deje de verse a sí mismo como donante y comience a reconocerse como contaminador: un contaminador debe pagar una compensación por los daños y debe pagar su deuda ecológica. No se trata de caridad. Se trata de justicia".
Debo decirlo: en Copenhague se acabó definitivamente la ilusión Obama. Quedó confirmado en su condición de jefe del imperio y "Premio Nóbel de la Guerra". El enigma de los dos Obama ha quedado resuelto.
El viernes 18 llegaba a su fin sin un acuerdo democráticamente consensuado: Obama montaba tinglado aparte, en una nueva violación de los procedimientos de la ONU, por lo que nos vimos obligados a impugnar cualquiera resolución que no pase por el respeto a la vigencia del Protocolo de Kyoto. Respetar y potenciar Kyoto es nuestra divisa.
No fue posible un acuerdo en Copenhague por la falta de voluntad política de los países ricos: los poderosos del mundo, los hiperdesarrollados, que no quieren ceder en sus patrones de producción y consumo tan insensatos como suicidas. "El mundo a la mierda, si se atreven a amenazar mis privilegios y mi estilo de vida", es lo que parecen reiterar con su conducta: ésta es la dura verdad que no quieren oír de quienes sí actuamos bajo el imperativo histórico y categórico de cambiar de rumbo.
Copenhague no es un fin, lo reitero, sino un comienzo: se han abierto las puertas para un debate universal sobre cómo salvar al planeta, a la vida en el planeta. La batalla continúa.
IV
Nos tocó conmemorar el 179 aniversario de la desaparición física de nuestro Libertador en un acto del más hondo contenido revolucionario: me refiero al Encuentro de la Alianza Bolivariana con los movimientos sociales de Dinamarca el 17 diciembre. Allí pude sentir, una vez más, que Bolívar ya no sólo es bandera venezolana y nuestroamericana, sino que es cada vez más, líder universal.
Es su herencia viva y combatiente, encarnada hoy en la Alianza Bolivariana, que se está haciendo mundo: la herencia que nos llevó a Copenhague a dar la batalla por la Patria Grande, que es, al mismo tiempo, darla por la causa de la humanidad.
En realidad y en verdad: ¡Bolívar vive! En Copenhague confirmé que está más vivo que nunca.
Y ahora sí Vencerá.
¡Ahora sí Venceremos!
Fuente: Telesur TV
10 PREGUNTAS SOBRE COPENHAGUE
Fue un parche que no dejó satisfecho a nadie, pero la puerta quedó abierta. Qué se logró y qué puede llegar a pasar.
Por Michael McCarthy *
1 ¿Hay o no hay un nuevo acuerdo sobre cambio climático?Sí: El acuerdo de Copenhague, firmado el viernes por la noche.
2 ¿Para qué sirvió?Por primera vez, un acuerdo dice formalmente que todos los países del mundo trabajarán en conjunto para evitar que el recalentamiento global pase de los dos grados centígrados por encima del promedio de hace 200 años, cuando comenzamos a quemar combustibles fósiles en escala.
3 ¿Por qué la barrera es de dos grados?
Porque es un aumento que, con muchas adaptaciones, podríamos tolerar sin destruir el planeta. Si la temperatura sube por encima de eso, los riesgos crecen de un modo tremendo y pueden causar sequías devastadoras, huracanes feroces y lluvias destructivas que crearían inundaciones como nunca se vieron. Si se suma a esto la elevación del nivel del mar, el resultado serán migraciones masivas y una nueva era de guerras.
4 ¿Cuánto tiempo puede tomar llegar a eso, si no hay cambios?
Nadie lo sabe con certeza, pero es muy probable que lo veamos en vida, ya que no estamos lejos de llegar a la marca de los dos grados. El planeta ya se calentó por lo menos un 0,75 de grado y si detuviéramos todo el recalentamiento ahora, el efecto acumulado en la atmósfera agregaría otro 0,6 por lo menos. Con lo que ya estamos en casi un grado y medio. Para entender velocidad del cambio basta pensar que cuando se separaron los Beatles, hace 40 años, la temperatura promedio era un grado menor y la primavera en la Europa del norte se notaba 26 días más tarde de lo que se nota hoy: los árboles echan hoja casi un mes antes.
5 ¿Es todo lo que el tratado hace?
También compromete a los países en desarrollo, de China e India para abajo, a hacer algo para controlar sus emisiones de dióxido de carbono, que están aumentando con rapidez. Esto es de una enorme importancia, porque hace veinte años, cuando se descubrió el efecto de ese gas de invernadero, los principales productores eran los países desarrollados. Por ejemplo, EE.UU. emitía el 36 por ciento en 1990, aunque tiene el cuatro por ciento de la población mundial. Pero los norteamericanos comenzaron a controlar sus emisiones al mismo tiempo que China despegó económicamente de un modo imprevisto, pasando a EE.UU. como el principal emisor. El mismo camino están siguiendo India, Brasil y otros países en desarrollo, y si sus emisiones no se controlan será imposible frenar el recalentamiento.
6 El Protocolo de Kioto de 1997 fue el primero en obligar a los países desarrollados a controlar sus emisiones. ¿Sirvió para algo?
Sí y no. Sirvió para arrancar el inmensamente complejo proceso por el cual las naciones tratan de cambiar sus economías con ideas ahora familiares, como energía eólica, paneles solares y transporte público en lugar de autos. Y sirvió para que por primera vez 40 países aceptaran cortar sus emisiones en un 5 por ciento respecto de las de 1990. Pero Kioto tuvo tres grandes problemas: varios países no pusieron la energía necesaria para cumplir sus metas, faltaban las naciones en desarrollo y Bush se retiró del tratado.
7 ¿Copenhague reemplaza a Kioto?
No exactamente. El momento crítico fue hace casi tres años, cuando se publicó el cuarto informe de la ONU sobre el cambio climático con una advertencia urgente sobre la situación. Por eso se decidió, en la reunión de Bali de diciembre de 2007, negociar un nuevo tratado para que EE.UU. participara. Washington no iba a aceptar un tratado que impusiera bajas del 25 al 40 por ciento para 2020 sin que los países en desarrollo tuvieran también obligaciones. A su vez, los países en desarrollo sostenían Kioto porque no les creaba ninguna obligación a ellos, por lo que se tuvieron que abrir negociaciones paralelas para renovarlo. Esta doble vía tan extraña duró hasta la reunión en Dinamarca.
8 ¿Y qué se firmó? ¿Un tratado o dos?
No pudieron resolverlo en dos años. Es notable. La Unión Europea y Gran Bretaña querían un tratado unificado que incluyera Kioto y avanzara. Pero los países en desarrollo, en particular el Grupo de los 77 y China, se rehusaron completamente a pensarlo siquiera. El viernes quedó en claro que China orquestaba buena parte de esta oposición para no quedar obligada a hacer recortes de emisiones. Hubo un empate y para el miércoles las negociaciones entre los 192 países estaban completamente empantanadas, el día antes de que 120 presidentes y primeros ministros llegaran a firmar. El premier británico Gordon Brown, que llegó el miércoles, escribió un nuevo tratado, logró el apoyo de 26 países y comenzó a reunir apoyos en las primeras horas del viernes. Fue un día de negociaciones difíciles. Los chinos exigieron varios cambios. Por ejemplo, quedaron afuera hasta el año que viene, cuando se publiquen en un “anexo”, el objetivo de cortar las emisiones a la mitad para 2050, el calendario para que el tratado tenga validez legal y las exigencias inmediatas para todos los firmantes. Pero los chinos estuvieron de acuerdo por primera vez en aceptar un recorte de emisiones y en que hubiera supervisión internacional.
9 ¿Se habló de dinero?
Sí, hubo un acuerdo sobre cómo financiar el cambio tecnológico. Va a haber 30.000 millones de dólares para que los países en desarrollo entren en una “vía rápida” de reducción de emisiones. Y se hizo la promesa de otros 100 mil millones por año para 2020.
10 ¿El balance es positivo? Este tratado lo están criticando por estar lleno de agujeros, y eso es cierto. No es ni remotamente suficiente para combatir el recalentamiento global y el tema de salir o continuar con Kioto quedó para el año que viene. Pero se evitó –por poco– el colapso de todo el esfuerzo internacional para controlar la polución y este tratado lleno de parches y compromisos de último minuto al menos le da al mundo una vía para seguir buscando cómo controlar la mayor amenaza jamás vista.
* De The Independent. Especial para Página/12.
Fuente: Página 12
viernes, 18 de diciembre de 2009
CONFRONTACIONES EN COPENHAGUE, por Leonardo Boff
En Copenhague, en las discusiones sobre las tasas de reducción de los gases productores del cambio climático se enfrentan dos visiones de mundo: la de la mayoría de los que están fuera de la Asamblea, venidos de todas partes del mundo, y la de los pocos que están dentro, que representan a los 192 estados. Estas visiones diferentes están cargadas de consecuencias, significando, en el límite, la garantía o la destrucción de un futuro común.
Los que están dentro, fundamentalmente, reafirman el sistema actual de producción y de consumo, incluso sabiendo que implica sacrificio de la naturaleza y creación de desigualdades sociales. Creen que, con algunas regulaciones y controles, la máquina puede seguir produciendo crecimiento material y ganancias como ocurría antes de la crisis.
Pero hay que denunciar que justamente este sistema es el principal causante del calentamiento global al emitir anualmente 40 mil millones de toneladas de gases contaminantes. Tanto el calentamiento planetario como las perturbaciones de la naturaleza y la injusticia mundial son consideradas como externalidades, es decir, como realidades no intencionadas y que por eso no entran en la contabilidad general de los estados y de las empresas. Lo que cuenta en definitiva es el lucro y tener un PIB positivo.
Pero ocurre que estas externalidades se han vuelto tan amenazantes que están desestabilizando el sistema-Tierra, mostrando el fracaso del modelo económico neoliberal y poniendo en grave peligro el futuro de la especie humana.
No pasa por la cabeza de los representantes de los pueblos que la alternativa sea cambiar a un modo de producción que implique una relación de sinergia con la naturaleza. La sola reducción de las emisiones de carbono manteniendo el mismo pillaje de los recursos es como si pusiéramos un pie en el cuello de alguien y le dijéramos: quiero que seas libre, pero con la condición de que sigas teniendo mi pie en tu cuello.
Precisamos impugnar la filosofía subyacente a esta cosmovisión. Ella desconoce los límites de la Tierra, afirma que el ser humano es esencialmente egoísta y que por eso no puede cambiar, que puede disponer de la naturaleza como quiera, que la competición es natural, que por la selección natural los débiles son engullidos por los más fuertes, y que el mercado es el regulador de toda la vida económica y social.
Por el contrario, reafirmamos que el ser humano es esencialmente cooperativo, porque es un ser social, pero se vuelve egoísta cuando rompe con su propia esencia. Dando centralidad al egoísmo, como hace el sistema del capital, hace imposible una sociedad de rostro humano. Un hecho reciente lo demuestra: en cincuenta años los pobres recibieron 2 billones de dólares de ayuda mientras que los bancos recibieron 18 billones de dólares en un año. No es la competición lo que constituye la dinámica central del universo y de la vida sino la cooperación de todos con todos. Desde que se descubrieron los genes, las bacterias y los virus como principales factores de la evolución, no se puede sostener la selección natural como se hacía antes. Ésta sirvió de base para el darwinismo social. El mercado entregado a su lógica interna enfrenta a todos contra todos y así desgarra el tejido social. Postulamos una sociedad con mercado, no de mercado.
La otra visión, la de los representantes de la sociedad civil mundial, sostiene: la situación de la Tierra y de la Humanidad es tan grave que solamente el principio de cooperación y una nueva relación de sinergia y de respeto hacia la naturaleza podrán salvarnos. Sin eso vamos hacia el abismo que hemos cavado nosotros mismos.
Esa cooperación no es una virtud cualquiera. Es aquella que en otro tiempo nos permitió dejar atrás el mundo animal e inaugurar el mundo humano. Somos esencialmente seres cooperativos y solidarios sin lo cual nos devoramos unos a otros. Por eso la economía debe dar lugar a la ecología. O hacemos este viraje o Gaia puede que continúe sin nosotros.
La forma más inmediata de salvarnos es volver a la ética del cuidado, buscando el trabajo sin explotación, la producción sin contaminación, la competencia sin arrogancia y la solidaridad a partir de los más débiles. Éste es el gran salto que se impone en este momento. A partir de él la Tierra y la Humanidad pueden llegar a un acuerdo que salvará a ambos.
Fuente: Servicios Koinonía
jueves, 17 de diciembre de 2009
EMPATÍA PARA ENTENDER A LOS DEMÁS
La empatía, en su definición clásica, es la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo que un individuo diferente puede sentir.
Yo creo que las palabras clave para entender de qué deberíamos estar hablando cuando nos referimos a la empatía son “en un contexto común“. Es imposible comprender a alguien si no sabemos de lo que está hablando, y esto a un nivel mucho más profundo de lo que normalmente entendemos.
Si alguien nos confiesa que la ruptura con su pareja está haciendo que tenga un grave problema emocional, para ser capaces de entenderlo realmente debemos saber no sólo las implicaciones lógicas del problema, sino también las emocionales: y eso sólo se consigue habiendo vivido lo mismo. No deberíamos aconsejar a nadie sobre ningún tema si no hemos pasado por algo similar, puesto que entonces no habría un “contexto común” sobre el que basar la empatía.
Y aconsejar desde el desconocimiento suele ser muy parecido a juzgar sin elementos de juicio. Sólo se puede aconsejar, y con mucho cuidado, desde la empatía. Y aún así deberíamos ir con extrema cautela.
Cuando esa persona nos confiesa su problema, nuestra mente tiende a reducirlo todo a términos simples, dicotómicos, tipo “o haces esto, o haces aquello, está claro”: y si lo manifestamos así, estamos haciendo muy poca justicia a la persona que tenemos delante, que seguramente le ha dado miles de vueltas al asunto intentando encontrar una solución. Muchas veces, cuando estamos delante de un problema, SABEMOS la solución: solamente necesitamos que nos comprendan, no que nos la digan.
Un consejo es algo muy precioso tanto para el que lo recibe, como para el que lo da. Y los damos con demasiada prodigalidad. Hay veces que, como en la cita anónima de arriba, basta con creer y escuchar a la otra persona… aunque no la entendamos.
Otro tema muy interesante a la hora de la empatía, y que no está incluido en la definición anterior, es la tendencia que tenemos a relativizar los problemas de los demás. El clásico “no te preocupes“. O “hay gente que está mucho peor que tú”. Y también es un tema delicado…
Mi opinión es que un poco de relativización, en general, no viene mal. Es decir, muchas veces nos sentimos agobiados por problemas que si somos capaces de verlos en una perspectiva más amplia pierden gran parte de su importancia relativa. No obstante, el llevar esto al extremo puede llevar a absurdos: parafraseando a Arnold Wesker, ni todas las causas buenas de este mundo pueden impedir que llore por un amor perdido…
El vídeo de 4 minutos que sigue nos ejemplifica precisamente este tema. Muchas veces, el ser capaces de darnos cuenta del sufrimiento ajeno nos ayuda a la hora de superar nuestros problemas: y sólo siendo mejores personas podremos ayudar realmente al mundo.
Artículo de Peregrino
Fuente: El Blog Alternativo
Yo creo que las palabras clave para entender de qué deberíamos estar hablando cuando nos referimos a la empatía son “en un contexto común“. Es imposible comprender a alguien si no sabemos de lo que está hablando, y esto a un nivel mucho más profundo de lo que normalmente entendemos.
Si alguien nos confiesa que la ruptura con su pareja está haciendo que tenga un grave problema emocional, para ser capaces de entenderlo realmente debemos saber no sólo las implicaciones lógicas del problema, sino también las emocionales: y eso sólo se consigue habiendo vivido lo mismo. No deberíamos aconsejar a nadie sobre ningún tema si no hemos pasado por algo similar, puesto que entonces no habría un “contexto común” sobre el que basar la empatía.
Y aconsejar desde el desconocimiento suele ser muy parecido a juzgar sin elementos de juicio. Sólo se puede aconsejar, y con mucho cuidado, desde la empatía. Y aún así deberíamos ir con extrema cautela.
Cuando esa persona nos confiesa su problema, nuestra mente tiende a reducirlo todo a términos simples, dicotómicos, tipo “o haces esto, o haces aquello, está claro”: y si lo manifestamos así, estamos haciendo muy poca justicia a la persona que tenemos delante, que seguramente le ha dado miles de vueltas al asunto intentando encontrar una solución. Muchas veces, cuando estamos delante de un problema, SABEMOS la solución: solamente necesitamos que nos comprendan, no que nos la digan.
Un consejo es algo muy precioso tanto para el que lo recibe, como para el que lo da. Y los damos con demasiada prodigalidad. Hay veces que, como en la cita anónima de arriba, basta con creer y escuchar a la otra persona… aunque no la entendamos.
Otro tema muy interesante a la hora de la empatía, y que no está incluido en la definición anterior, es la tendencia que tenemos a relativizar los problemas de los demás. El clásico “no te preocupes“. O “hay gente que está mucho peor que tú”. Y también es un tema delicado…
Mi opinión es que un poco de relativización, en general, no viene mal. Es decir, muchas veces nos sentimos agobiados por problemas que si somos capaces de verlos en una perspectiva más amplia pierden gran parte de su importancia relativa. No obstante, el llevar esto al extremo puede llevar a absurdos: parafraseando a Arnold Wesker, ni todas las causas buenas de este mundo pueden impedir que llore por un amor perdido…
El vídeo de 4 minutos que sigue nos ejemplifica precisamente este tema. Muchas veces, el ser capaces de darnos cuenta del sufrimiento ajeno nos ayuda a la hora de superar nuestros problemas: y sólo siendo mejores personas podremos ayudar realmente al mundo.
Artículo de Peregrino
Fuente: El Blog Alternativo
NI SIQUIERA VOSOTROS PODÉIS CONTROLAR ESTA CUMBRE, pir Naomi Klein
El sábado por la noche, después de una semana de vivir de los bares de snacks del centro de conferencias, unos cuantos de nosotros fuimos invitados a una deliciosa cena casera con una familia danesa de carne y hueso. Tras pasar la velada atónitos ante sus muebles de estilo, algunos de nosotros sentíamos curiosidad: ¿por qué los daneses son tan buenos en diseño?
“Somos frikis del control”, respondió inmediatamente nuestro anfitrión. “Viene de ser un país pequeño con no mucho poder. Tenemos que controlar lo que podamos.”
Cuando va de producir accesorios lumínicos absurdamente atractivos y sillas de escritorio alucinantemente confortables, esta forma danesa de desplazamiento (1) es clarísimamente algo muy bueno. Cuando va de organizar una cumbre mundial con intención de cambio, la necesidad de los daneses por el control se convierte en un serio problema.
Los daneses han invertido una cantidad enorme de dinero en el co-branding (2) de su ciudad capitolio (ahora “Hopenhagen” (3)) con una cumbre que supuestamente salvará el mundo. Eso estaría bien si esta cumbre de verdad estuviera en el camino de salvar el mundo. Pero como no es así, los daneses están intentando frenéticamente rediseñarnos.
Tomemos como ejemplo las protestas del fin de semana. Al final, alrededor de 1.100 personas han sido arrestadas. Esto es simple y llanamente una barbaridad. La manifestación del sábado, con aproximadamente 100.000 personas, tuvo lugar en un momento crucial de las negociaciones sobre el clima en el que todos los indicios apuntaban a un fracaso de las mismas o a un acuerdo peligrosamente débil. La marcha fue festiva y pacífica pero también tenaz. “El clima no se negocia” era el mensaje, y los negociadores occidentales necesitaban oírlo.
Cuando un puñado de personas empezó a lanzar piedras y a hacer estallar granadas sonoras (no, no fueron “disparos” como el Huffington Post alarmantemente informó), los manifestantes lo resolvieron por sí mismos pidiendo a la gente responsable de los hechos que abandonara la protesta, cosa que hicieron rápidamente. Yo estaba en ese lugar de la manifestación y aquello apenas interrumpió la conversación que estaba teniendo. Llamar a esto “disturbios”, como hizo absurdamente el British Telegraph, no es justo para los auténticos alborotadores y creadores de disturbios, de los que hay muchos en Europa.
Da igual. Los polis de Copenhague usaron un pequeño cristal roto como pretexto para detener a casi mil personas, haciendo lo propio con otras cien al día siguiente. Cientos de estos arrestados fueron acorralados juntos, forzados a sentarse en el helado pavimento durante horas, con las manos esposadas (y algunos tobillos también). De acuerdo con el organizador Tadzio Müller, ésta no fue la gente que lanzó piedras pero “el trato fue humillante”, orinándose encima algunos de los detenidos por no permitirles que se movieran.
Los arrestos, parte de un patrón reproducido durante toda la semana, sonaban como un aviso: no se tolerarán desvíos del mensaje “Hopenhagen”.
Dentro de la cumbre oficial, los delegados se congregaban alrededor de televisores de pantalla plana para ver a la policía empujar a los manifestantes contra la pared y romper la marcha. A algunos debió sonarles de algo. Después de todo, eso es en esencia lo que el gobierno danés y otras potencias occidentales han estado haciendo aquí durante toda la semana: intentar romper el bloque de los países en desarrollo, el G77, usando las clásicas tácticas del divide y vencerás, incluyendo la de empujar contra la pared a Estados especialmente vulnerables con ofertas exclusivas.
No habiendo sacado nada en claro del “texto danés filtrado”, esta tarde tuvo lugar una reunión a la que fueron invitados 40 Estados para cocinar un acuerdo; el resto de los 192 Estados representados no tienen ni idea de lo que han decidido – difícilmente es esto la democracia que la ONU había prometido.
La prueba definitiva sobre el asunto del control danés tendrá lugar el miércoles en la acción de Reclamo de Poder. Por la mañana marcharán los manifestantes hacia el Bella Center para exigir soluciones reales a la crisis climática, no la confusa matemática ni el comercio de carbono de oferta del interior. A los delegados ahí dentro que piensan de la misma manera –y los hay a miles- se les está invitando a unirse a los manifestantes.
Si todo va bien, en algún lugar cerca del Bella Center tendrá lugar una “asamblea del pueblo”, una oportunidad para resaltar algunas de las muchas soluciones de sentido común que se han obviado en las negociaciones, incluyendo la de dejar las arenas de alquitrán (4) de Alberta donde están y el pago de “reparaciones” climáticas.
Los organizadores del Reclamo de Poder han establecido con claridad que están comprometidos con una desobediencia civil no violenta. Incluso si son atacados por la policía, no responderán con violencia. Aún así, el espectro de una disidencia fuera de todo guión que desvíe la atención de la conferencia oficial del miércoles tiene locos, sin duda, a nuestros anfitriones daneses.
Esperemos que no se enfrenten a sus rollos sobre el control intentando amontonar a todo el mundo en gallineros: los manifestantes lejos del Bella Center, los delegados encerrados dentro. Porque esta acción –más que cualquier cosa que haya pasado hasta ahora– tiene el potencial de enviar un claro y mucho más necesario mensaje al mundo: sólo un acuerdo dictado por la ciencia y la justicia tendrá efecto.
Así que un recordatorio para nuestros anfitriones daneses: desde luego que Copenhague es vuestra ciudad, y nos encantáis por vuestras bicis y vuestros molinos. Pero el planeta es de todos. Dejad de diseñar la fotografía con nosotros fuera de ella.
Notas del Traductor:
(1) Psicoanálisis la transferencia inconsciente de una emoción intensa de un objeto a otro.
(2) El concepto convencional de "co-branding" es el de asociación de dos
marcas con el fin de potenciar el valor y la rentabilidad de las mismas.
(3) Juego de palabras con el nombre de la ciudad y el verbo “Hope”: tener esperanza
(4) También llamadas arenas bituminosas o arenas de petróleo
Visto en Rebelión
Fuente: Naomi Klein
miércoles, 16 de diciembre de 2009
POR AMINETU HAIDAR
Artistas españoles (algunas caras nos son familiares) han creado un video en apoyo a la activista que cumple un mes de huelga de hambre.
Fuente: Revista Namaste
Fuente: Revista Namaste
DECLARACIÓN DE LA MESA POLÍTICA DEL FRENTE AMPLIO ANTE SITUACIÓN DE PRESOS POLÍTICOS SAHARAUIS
La Mesa Política del Frente Amplio ante la situación de Aminatou Haidar y de los 8 presos políticos saharauis detenidos el pasado 8 de octubre por el gobierno de Marruecos declara:
-Su respaldo permanente a la lucha de la República Árabe Saharaui, reconocida por nuestro gobierno. En tal sentido, la lucha de Aminatou Haidar, representa para el Frente Amplio un punto de inflexión en el camino hacia la libertad del pueblo saharaui.
Considerando lo anterior, el Frente Amplio exige la pronta solución de una situación inadmisible, donde una ciudadana de un país reconocido por Uruguay no puede arribar a su tierra por una decisión que viola todas las normas del derecho internacional así como resoluciones de Naciones Unidas.
-Su condena a la prisión arbitraria de los ocho patriotas saharauis, considerando inválidos los procesos judiciales en su contra y señalando que cualquier condena sobre ellos, será considerada como un delito contra los derechos humanos.
APROBADO POR UNANIMIDAD
Montevideo, 14 de diciembre de 2009
martes, 15 de diciembre de 2009
EL ULTIMÁTUM EVOLUTIVO
Encontramos en El Blog Alternativo este maravilloso corto de animación realizado por Pablo Llorens para SETEM Comunitat Valenciana, una ONG que trabaja para sensibilizar a la población sobre la desigualdad económica y sus causas.
Dice en la página de SETEM:
Dice en la página de SETEM:
El ultimátum Evolutivo es un cortometraje realizado por la ONGD SETEM Comunitat Valenciana y el director ganador de dos Goyas, Pablo Llorens. Este corto forma parte de un proyecto de sensibilización con el que SETEM pretende concienciar sobre las causas y consecuencias del consumo irresponsable y acercarnos a alternativas positivas y a nuestro alcance.
"CALIENTA A UN MUERTO", tituló LA DIARIA
No hay avances en las negociaciones.
Un activista vestido de jinete del Apocalipsis se manifiesta frente al Parlamento danés con motivo de la Conferencia sobre Cambio Climático que se lleva a cabo en Copenhague. Foto: Efe, Kay Nietfeld
Tapa de La Diaria de hoy.
"LO MÁS DURO ES CUANDO ESCUCHO LLORAR A MI HIJO"
Al lado del colchón donde duerme todas las noches, Aminatou Haidar tiene una fotografía de sus dos hijos, Mohamed, de 13 años, y Kayat, de 15. La imagen tiene un lugar preferente en la pequeña estancia. En el rincón con sus cosas personales también hay una botella de agua y una figurita de porcelana. La habitación está en penumbra: Haidar sufre fotofobia.
Entrevista a la activista saharaui Aminetou Haidar, a los 29 días de huelga de hambre.
-¿Cómo se encuentra?
-Estoy bien, cansada pero bien. Me canso mucho.
-¿Continúa hablando con sus hijos, con su madre, por teléfono?
-Sí, como siempre. Pero hablar con Mohamed se me hace muy difícil, él está muy afectado, no tiene las fuerzas de Hayat. Cuando hablo con él, él empieza a llorar. Intento siempre tranquilizarlo, calmarlo, decirle que debe de ser paciente. Pero es un niño.
-De todos estos días, ¿cuál ha sido su momento más duro?
-No es sólo un momento, son varios. Hablar con Mohamed me afecta mucho. Los momentos más duros para mí son cuando le oigo llorar. Hablar con la niña es duro, pero con Mohamed es peor. Cuando él me pide que deje la huelga es muy duro. Tengo una foto aquí de ellos. La carta que mis dos hijos me enviaron también fue dura para mí. Pero por otro lado también me ha dado fuerzas, me ayuda a continuar. Cuando la recibí me acordé de los otros niños saharauis. En los que tienen a los padres desaparecidos, los que los tienen muertos, en la cárcel, en los campos de refugiados. Pensar me ayuda en continuar con mi lucha.
-El pasado jueves, en rueda de prensa, usted dijo que creía que Marruecos va a ceder en sus posiciones. ¿Sigue pensando lo mismo?
-Tengo la certeza de que Marruecos prefiere mi muerte. Tengo la certeza, estoy segura. Mantiene su posición para hacerme perder el tiempo a la espera de que pase una tragedia. Pero al mismo tiempo confío en la solidaridad internacional. Sobre qué va a pasar, no puedo hacer previsiones, no puedo garantizar nada. Yo no sé si voy a resistir o no. El momento puede llegar, ni los médicos ni yo podemos controlar mi estado. Estoy en una situación muy crítica. Hoy tengo fuerzas, pero nada me garantiza que no se me vaya a parar el corazón.
-Sobre la decisión de que no la vuelva a ver ningún médico, ni siquiera el doctor Guzmán, su médico personal, ¿podría dar marcha atrás?
-Soy flexible en eso. Tomé la decisión en protesta por la actitud del Gobierno español, pero soy flexible.
-¿Es consciente de todo el reconocimiento internacional que está teniendo estos días? ¿De toda la movilización que ha generado su figura? Para muchos, usted era una desconocida el día que empezó la huelga de hambre, y ahora no hay quien no conozca su rostro.
-Sí, soy consciente y estoy feliz por poder movilizar a personas de todo el mundo sobre la realidad de una población que está soportando día a día la ocupación ilegal de Marruecos.
-El Frente Polisario ha amenazado con volver a las armas si finalmente ocurriese algo grave con usted. Como defensora de los derechos humanos desde el pacifismo, ¿cómo ve la posibilidad de que su muerte se vuelva en una justificación para una nueva guerra?
-Soy una defensora de los derechos humanos de una forma no violenta. Soy una pacifista. Escogí como vía de resistencia el pacifismo. Pero el regreso a la guerra... Si el Frente Polisario, que es el representante legítimo del pueblo saharaui lo decide... Es un movimiento de liberación y, como tal, todas las posibilidades de acción son legítimas. Desde aquí lanzo un llamamiento a la comunidad internacional para que deje de ser espectadora en esta situación de injusticia. Pienso que es el momento de la comunidad internacional para tomar una decisión que ponga de una vez fin a este sufrimiento. Hay que dar a los saharauis una garantía de que se va a celebrar el referéndum por la autodeterminación.
-Si consigue regresar a El Aaiún, ¿cómo va a utilizar el reconocimiento internacional que ha adquirido?
-Para mí, el reconocimiento internacional es muy importante. Voy a continuar la vía pacífica de resistencia y multiplicar los esfuerzos para que Marruecos conceda a la población civil del Sáhara Occidental sus derechos fundamentales. Este reconocimiento internacional va a jugar un papel muy importante para que se rompa el muro de silencio que había alrededor de esta causa. Estoy segura y tengo la certeza de que las visitas de los observadores internacionales se van a multiplicar. Pero en ese momento, y como hace siempre, Marruecos tratará de expulsarlos.
-Muchos simpatizantes con la causa saharaui consideran que habrá un antes y un después de su huelga de hambre. ¿Su acción lo va a cambiar todo?
-No puedo tener la certeza. No lo puedo garantizar. Pero tengo confianza en este movimiento de solidaridad que se ha generado. Mi situación ha dejado clara para todos la verdadera imagen de Marruecos. Porque las personas de bien, las personas libres no podemos aceptar esos crímenes contra la humanidad. Y confío en ese movimiento solidario. Tengo confianza en que estas personas van a contagiar a otras para dar conocer la causa de los saharauis. Además ahora los medios de comunicación están sensibilizados sobre la causa. Vamos a continuar la lucha, tenemos argumentos.
-Si finalmente vence, ¿qué es lo primero que va a hacer cuando suba al avión? ¿Va a telefonear a sus hijos?
-La primera cosa que voy a hacer es agradecer a todas las personas que están conmigo desde el primer día de huelga. Daré también las gracias a los periodistas, que han tenido un papel fundamental al contar la realidad. La otra vez ya avisé por teléfono a mis familiares desde el avión (se refiere al vuelo frustrado a El Aaiún del pasado 4 de diciembre) y al final el regreso no fue posible. Ahora voy a exigir totales garantías de que voy a volver a mi casa, y será entonces cuando telefonee a mis hijos.
Entrevista realizada por Susana Hidalgo
Fuente: Periódico Público
LO QUE ESTÁ EN JUEGO EN COPENHAGUE, por Leonardo Boff
En Copenhague, los 192 representantes de los pueblos se enfrentan a algo irreversible: la Tierra ya se ha calentado, en exceso, por causa de nuestro estilo de producir, de consumir y de tratar la naturaleza. Sólo nos cabe adaptarnos a los cambios y mitigar sus efectos perversos.
Lo normal sería que la humanidad se preguntase como un médico pregunta a su paciente: ¿por qué hemos llegado a esta situación? Importa considerar los síntomas e identificar la causa. Seria un error tratar los síntomas dejando sin tratar la causa, que seguiría amenazando la salud del paciente. Es exactamente lo que parece estar ocurriendo en Copenhague. Se buscan medios para tratar los síntomas pero no se va a la causa fundamental. El cambio climático con eventos extremos es un síntoma producido por gases de efecto invernadero que tienen la huella digital humana. Las soluciones sugeridas son: disminuir los porcentajes de gases, más altos para los países industrializados y más bajos para aquellos en desarrollo; crear fondos financieros para socorrer a los países pobres y transferir tecnologías para los atrasados. Todo esto en el marco de incontables discusiones que dificultan los consensos mínimos.
Estas medidas atacan solamente los síntomas. Hay que ir más al fondo, a las causas que producen tales gases perjudiciales para la salud de todos los vivientes y de la propia Tierra. Copenhague sería la ocasión de echarle valor y hacer un balance de nuestras prácticas en relación con la naturaleza, reconocer con humildad nuestra responsabilidad y con sabiduría recetar el remedio adecuado. Pero no es esto lo que está previsto. La estrategia dominante es como recetar aspirina a quien tiene una grave enfermedad cardiaca en vez de hacerle un trasplante.
Tiene razón la Carta de la Tierra cuando reza: «Como nunca antes en la historia, el destino común nos convoca a buscar un nuevo comienzo... Esto requiere un cambio en la mente y el corazón». Es exactamente esto: no bastan los remiendos, necesitamos recomenzar, es decir, encontrar una forma diferente de habitar la Tierra, de producir y de consumir con una mente cooperativa y un corazón compasivo.
De entrada urge reconocer que el problema no en sí la Tierra sino nuestra relación con la Tierra. Ella ha vivido más de cuatro mil millones de años sin nosotros y puede continuar tranquilamente sin nosotros. Nosotros no podemos vivir sin la Tierra, sin sus recursos y servicios. Tenemos que cambiar. La alternativa al cambio es aceptar el riesgo de nuestra propia destrucción y de una terrible extinción de la biodiversidad.
¿Cuál es la causa? El sueño de buscar la felicidad a través de la acumulación material y del progreso sin fin, usando para eso la ciencia y la técnica con las cuales se puede explotar de forma ilimitada todos los recursos de la Tierra. Esa felicidad es buscada individualmente, entrando en competición unos con otros, favoreciendo así el egoísmo, la ambición y la falta de solidaridad.
En esta competición, los débiles son víctimas de aquello que Darwin llama selección natural. Sólo los que mejor se adaptan, merecen sobrevivir, los demás son, naturalmente, seleccionados y condenados a desaparecer. Durante siglos predominó este sueño ilusorio, haciendo pocos ricos por un lado y muchos pobres por el otro, a costa de una espantosa devastación de la naturaleza.
Raramente se plantea la pregunta: ¿puede una Tierra finita soportar un proyecto infinito? La respuesta nos viene siendo dada por la propia Tierra. Ella sola no consigue reponer lo que se le ha extraído. Perdió su equilibrio interno por causa del caos que hemos creado en su base físico-química y por la contaminación atmosférica que la hizo cambiar de estado. De continuar por este camino comprometeremos nuestro futuro.
¿Qué podríamos esperar de Copenhague? Apenas esta sencilla confesión: así como estamos no podemos continuar. Y un propósito simple: Vamos a cambiar de rumbo. En vez de la competición, la cooperación. En vez de progreso sin fin, armonía con los ritmos de la Tierra. En lugar del individualismo, la solidaridad generacional. ¿Utopía? Si, pero una utopía necesaria para garantizar un porvenir.
Fuente: Servicios Koinonía
IDEAS IRRACIONALES DE ALBERT ELLIS
1. La idea de que existe una tremenda necesidad en los adultos de ser amados por otros ; en vez de concentrarse en su propio respeto personal, o buscando aprobación con fines prácticos, y en amar en vez de ser amados.
2. La idea de que ciertos actos son feos o perversos, por lo que los demás deben rechazar a las personas que los cometen; en vez de la idea de que ciertos actos son autodefensivos o antisociales, y que las personas que cometan estos actos se comportan de manera estúpida, ignorante o neurótica, y sería mejor que recibieran ayuda.
3. La idea de que es horrible cuando las cosas no son como nos gustaría que fueran; en vez de considerar la idea de que las cosas están muy mal y por tanto deberíamos cambiar o controlar las condiciones adversas de manera que puedan llegar a ser más satisfactorias; y si esto no es posible tendremos que ir aceptando que algunas cosas son así.
4. La idea de que la miseria humana está causada invariablemente por factores externos y se nos impone por gente y eventos extraños a nosotros; en vez de la idea de que la neurosis es causada en su mayoría por el punto de vista que tomamos con respecto a condiciones desafortunadas.
5. La idea de que si algo es o podría ser peligroso o aterrador, deberíamos estar tremendamente obsesionados y desaforados con ello; en vez de la idea de que debemos enfrentar de forma franca y directa lo peligroso; y si esto no es posible, aceptar lo inevitable.
6. La idea de que es más fácil eludir que enfrentar las dificultades de la vida y las responsabilidades personales; en vez de la idea de que eso que llamamos “dejarlo estar” o “dejarlo pasar” es usualmente mucho más duro a largo plazo.
7. La idea de que necesitamos de forma absoluta otra cosa más grande o más fuerte que nosotros en la que apoyarnos; en vez de la idea de que es mejor asumir los riesgos que contempla el pensar y actuar de forma menos dependiente.
8. La idea de que siempre debemos ser absolutamente competentes, inteligentes y ambiciosos en todos los aspectos; en vez de la idea de que podríamos haberlo hecho mejor más que necesitar hacerlo siempre bien y aceptarnos como criaturas bastante imperfectas, que tienen limitaciones y falibilidades humanas.
9. La idea de que si algo nos afectó considerablemente, permanecerá haciéndolo durante toda nuestra vida; en vez de la idea de que podemos aprender de nuestras experiencias pasadas sin estar extremadamente atados o preocupados por ellas.
10. La idea de que debemos tener un control preciso y perfecto sobre las cosas; en vez de la idea de que el mundo está lleno de probabilidades y cambios, y que aún así, debemos disfrutar de la vida a pesar de estos “inconvenientes”.
11. La idea de que la felicidad humana puede lograrse a través de la inercia y la inactividad; en vez de la idea de que tendemos a ser felices cuando estamos vitalmente inmersos en actividades dirigidas a la creatividad, o cuando nos embarcamos en proyectos más allá de nosotros o nos damos a los demás.
12. La idea de que no tenemos control sobre nuestras emociones y que no podemos evitar sentirnos alterados con respecto a las cosas de la vida; en vez de la idea de que poseemos un control real sobre nuestras emociones destructivas si escogemos trabajar en contra de la hipótesis masturbatoria, la cual usualmente fomentamos.
(Extracto de The Essence of Rational Emotive Behavior Therapy de Albert Ellis, mayo 1994).
Tomado de www.andandosereno.blogspot.com
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