Entrevista a Ádám Kósa, primer eurodiputado sordomudo, por Lluís Amiguet en La Contra de La Vanguardia, hoy.
Mis abuelos maternos y paternos oían perfectamente, pero, por algún motivo, mi padre y mi madre nacieron sordomudos. Yo también me casé con otra persona auditivamente impedida y tenemos dos hijos también sordomudos...
Lo siento.
No lo sienta. Yo no lo siento. Al contrario, creo que he tenido la suerte de vivir los dos mundos, porque mis abuelos no eran sordomudos y aprendí a leerles los labios; con mis padres, con mi ex mujer y mis hijos sordomudos hablo con signos; igual que con mi actual pareja, también discapacitada.
¿Tiene ventajas el lenguaje de signos?
Nos da una mejor comprensión de algunas realidades y nos permite un entendimiento perfecto entre nosotros. No quiero parecer pretencioso, pero yo diría que los sordomudos vemos más cosas que ustedes: vemos cosas que ustedes no pueden oír.
¿En qué sentido? Ustedes miran el mundo un poco - y perdóneme por el símil- como un caballo con anteojeras: sólo en profundidad; sin perfeccionar su visión periférica. Por eso se pierden tantos detalles reveladores que no están en su plano central de lo que está sucediendo.
Por ejemplo.
No podrá mentir a un sordo de nacimiento.
¿Por qué?
Porque el mentiroso que oye está pendiente de disimular la mentira sólo en su rostro, ya que quienes pueden oír y hablar sólo se fijan en la cara del hablante.